martes, 22 de enero de 2008

PARA CELIA



Querida Celia:
Hace unos días cuando fui a por el periódico me encontré en el quiosco contigo, bueno, contigo no, con los libros que yo leía y releía contando tus aventuras y desventuras… ¡Cuántas veces hemos estado juntas en aquellas frías y lluviosas tardes de invierno!…- unidas por la magia de Encarnación Aragoneses Urquijo-escondida bajo el seudónimo de Elena Fortún- ¡Cuantas veces me has hecho soñar desde mi pueblo ! Recuerdo; cuando le decías a miss Nelly que no querías ir al Retiro porque en la calle de Serrano había un perro que te ladraba mucho y, yo pensaba-¿cómo puede haber perros en Madrid si es una ciudad? Y ya ves, hoy, muchos de los que vivimos en ciudades necesitamos el calor de una mascota, probablemente añorando nuestro pasado o ¡quién sabe! Si es para aliviar la soledad en estos lugares y, que en otro tiempo soñábamos…
¿Te acuerdas Celia cuando tu gran ilusión era tener un cuentagotas?... porque siempre te regalaban muñecas, cacharritos, cocinitas? Y yo, pensaba que no podía decir que tenía muchos porque los tenía escasos… por éso los quería tanto, los cuidaba, los guardaba como si fuesen mi pequeño tesoro.
Celia, tú jugabas a cocinitas en casa de Mª Teresa y me contabas que tenía muchos juguetes y yo, jugaba con mis amiguitas a los cacharritos, a las tiendas, a tres marinos en la mar, a la cuerda en la plaza de mi pueblo... ¡ Qué tiempos aquéllos Celia!
También recuerdo cuando decías que tu papá tenía un amigo que volaba y, ¡ qué casualidad!, mi primo Alberto cuando venía a vernos, por el verano, nos decía que quería ser piloto y- lo consiguió- yo ingenua de mí al igual que tú, a tu amigo, le preguntaba si se podía caer- …¿ No tienes miedo?...Y me contestaba que los chicos eran más valientes que las niñas- creo que ahora, en la actualidad no lleva razón- y yo también quería volar como él y, ¿ sabes cuándo lo logré?, cuando fui mayor.
También me contabas que tenías una gata que llamabas Pirracas y yo, tenía un mil rayas que llamaba Mas. Tú, querías sacar a tu gato y lo perdiste por Madrid…porque él no sabía donde estaba su casa; en cambio, el mío si sabía venir… y si decidía dar una vuelta por el pueblo solo, siempre llegaba a la hora de comer….porque por las tardes solía dormir en una silla al calor de la cocina de leña…
Te das cuenta Celia, ¿cómo todos los niños hemos tenido vivencias parecidas? Y, a través de ellas, hemos transformado nuestro universo infantil hasta llegar al mundo de los adultos….
Desde aquí, te doy las gracias por hacerme pasar horas tan inolvidables como entrañables; gracias, por revivir de nuevo sensaciones de mi niñez que tenía dormidas…gracias, por haber hecho volar mi imaginación desde mi pueblo a la ciudad, gracias por relatarme tus aventuras y poder soñar contigo ¡tantas y tantas veces en aquellas frías tardes de invierno!…
Con el paso del tiempo querida Celia; me di cuenta que en la ciudad no está toda la felicidad soñada…aquí, todo es más frenético, los horarios te marcan imparables el día a día…aquí no conoces casi a tu vecino ni él te conoce a ti…aquí los niños sólo pueden salir al parque y ni siquiera se conocen. Por éso, echo de menos poder pasear por los caminos de mi pueblo, pisar la hierba mojada para cuando llegue a casa cambiarme, hacer un chocolate y saborearlo leyendo un libro, al calor de la chimenea sintiendo el tic- tac ,de mi viejo reloj de madera, un tanto cansado por el paso de los años.

4 comentarios:

Mariluz Arregui dijo...

Angela...en primer lugar mil gracias por tu comentario en mi blog.Me emociona pensar que ha habido alguien a quien le haya hecho sonreír,aunque sea un minutillo...
En segundo, mil gracias de nuevo por tenerme en cuenta en tu blog! Otra emoción más..
Y por último, he comenzado a leer estas entradas en el tuyo,pero no he podido continuar,porque tenía los ojos llenos de lágrimas...
No he podido evitarlo, ni he podido seguir,lo haré en otro momento.
Pero quería que supieras que has conseguido tu objetivo, y, como seguro que tienes más, sé fuerte y persíguelos.
Un abrazo fuerte
Maryluz

Charo Bolivar dijo...

Angela, lo que más añoramos es la infancia y después nuestra vida fuera de la ciudad, ¿no crees? Yo tuve una infancia en que tenía que inventarmelo todo, hasta los caharritos de la cocinita que hacía con una caja de cartón. Y cómo disfrutaba con ella. Es un post precioso el que pones aquí, tan nostálgico...

un beso

Karmela dijo...

Cuanta añoranza, de otros tiempos otras épocas. Muy entrañable, precioso me parece este blog.
Besos

Sylvia Reguero dijo...

Me encanta tener este punto en común, para mi ha sido estupemdo mi reencuentro con Celia este verano pasado;como ya hice constar en un post.Yo tambien tengo muchos ratos de añoranza de lo que fué la infancia ¡disfrutabamos tanto con tan poco..!