
Mientras setiembre va rindiéndose poco a poco, llegas tú octubre, sereno, apacible y envuelto entre recuerdos encontrados de un verano que ya terminó…Y yo, te recibo entusiasmada para cobijarme en tí desde la nostalgia pero, con la alegría de poder vivirte porque me gusta tu luz, tus cielos recortados de color gris y, si pudiera, ver tus crepúsculos anaranjados suaves, perderse en lontananza, oler a polvo mojado y, ver caer la lluvia suavemente y en compás de espera para que el sol vuelva a brillar con querencia.
Pasear por el campo debilitado de color y sentir mis pasos crujir a la espera de que llegue el vigor de la nueva primavera… Y, ver caer lentamente las hojas para alfombrar el parque que está cerca de mi casa… Y al cruzarlo, sentir ese alo de frescor y frío a la vez, anunciándome la llegada de los meses fríos mientras mi cuerpo necesita abrigarse…
Me gusta sentirme libre en tu silencio para encontrarme con mis libros en lista de espera a la vez que, saboreo una deliciosa y aromática taza de café recién hecho…
No, no me olvidaré de tus fines de semana para, si puedo, entusiasmarme paseando por mis lugares favoritos, las veredas de los bosques de hoja caduca y mezclarme con el silencio y el arrullo de los riachuelos a mi paso…
Tú sabes que, mis sentimientos contigo no son pasivos, y sí receptivos al ver que, el color del paisaje se va debilitando en el sueño profundo del invierno que se avecina…
Gracias a ti, la naturaleza encaja su declinar a la espera de un nuevo despertar allá en primavera… Sin tí y tus mecanismos mágicos nada sería igual por eso, muchos te necesitamos para poder ver el prodigio de que todo lo que empieza termina y lo que concluyó comenzará de nuevo….