miércoles, 5 de marzo de 2008

ALLI QUISE SER MAYOR


Hoy; he empaquetado algunas cosas que hace tiempo guardé en el armario para subirlas al trastero, y al abrir la puerta, me vino a la memoria el desván de casa de mis padres.
Sí; aquel desván, donde yo había jugado¡ tantas y tantas veces!… Donde, revolvía y rebuscaba los abalorios color ámbar intenso de los collares de mi abuela que, cuidadosamente guardaba en una caja de cartón por si algún día le servían para algo… También recuerdo, un pequeño collar de perlas falsas, que siempre me ponía al cuello. y que me tocaba y retocaba para asentarlo en aquella blusa de lorzas que mi madre planchaba con tanto esmero, y una vez colocado, me miraba en un espejo estropeado por el paso del tiempo. Por entonces, yo no comprendía muy bien porque aquel collar que ya no utilizaba, era, un bien tan preciado por ella…Con el paso del tiempo me dí cuenta que aquellos sentimientos tan bien guardados formaban parte de la historia de su primer amor .¡ Cuánto daría yo por poder darle en aquel mismo instante, un beso de ternura en su frente tan cansada por el peso de los años…y que tantos y tantos recuerdos guardaba....!
Mis ilusiones, una vez en el desván, no terminaban con ponerme sólo los collares. Lo que de verdad me divertía, era abrir los baúles de cartón reforzados con hierros pintados de negro , y sacar los vestidos de mi abuela y de mi madre que ya no utilizaban, y ponérmelos una y otra vez aunque me arrastraran... y jugar a ser mayor…Imaginarme un mundo adulto tan idealizado como querido por éso de la libertad… Y, a través de los años, me dí cuenta, de que la libertad como tal, es muy difícil de alcanzar, porque siempre hay algo que nos ata , y se agarra ¡tan fuerte! a nosotros que termina siendo obligación y deber a la vez. Por eso, subir al trastero ya no es lo mismo para mí ... ya no puedo jugar... ahora me toca ser mayor...
Tan emocionante como probarme los vestidos era, calzarme los zapatos de los mayores, jamás podré olvidar aquellos zapatos ¡tan bonitos! que tenía mi madre de media cuña abiertos por atrás de piel vuelta negra y adornados con un lazo de terciopelo negro. ¡ cuántas veces los abré puesto ¡…Con ellos caminaba, me retorcía, caía y me levantaba una y otra vez….jugando a ser mayor, y con ellos puestos, buscaba en el baúl el bolso de mi abuela que tanto trabajo me costaba abrir, pero lo intentaba una y otra vez, con todas mis fuerzas, porque sabía que allí, había un pequeño espejito redondo y opaco por el paso del tiempo y en él, me miraba, y me acicalaba los pómulos con una vieja polvera de Myrurgia creo recordar…
Cuando me cansaba de ser mayor; buscaba en el pequeño baúl de dibujos adamascados, las revistas con figurines de la moda de entonces y me imaginaba así de mayor…Y, ¡qué lejos de la realidad! . La moda de mi época fue muy distinta, acudía a la facultad con botas camperas y vestidos indios, de vaqueros, y con chaquetas grandotas importadas de Mejico. Quiero creer que, como toda jovencita, por áquello de reafirmar la personalidad, fui también inconformista a sabiendas de que a mi madre le desagradaba mi indumentaria…Y así, sin darme cuenta, aquel lugar hoy, casi me parece mágico y, sabeís ¿por qué? porque allí duermen las realidades de dos generaciones y allí fue, donde yo acuné los sueños de la mía.

10 comentarios:

monicalvarez dijo...

Hola Angela:
qué hermoso es rememorar esto de los baúles de los recuerdos.Yo no viví lo del baúl de las ropas pero si me recuerdo del baúl de las frutas en donde mi abuela guardaba éstas. Lo que más me quedó en la memoria olfativa era el perfume de los plátanos.Este baúl era como un tesoro el cual solo ella administraba.
Un abrazo desde Chile

ara dijo...

Precioso como siempre, si algun dia encuentras un baul para vovler por minutos al pasado me llamas, que te acompañare.
Bss.

El Cerrajero dijo...

Una entrada muy bonita, solo ha faltado el armario que conduce a Narnia ^_^

Mariluz Arregui dijo...

Preciosas imágenes, Angela...
Que levante la mano la mujer que no se haya probado los collares de la abuela, de la madre...

Un abrazo

Tawaki dijo...

Pensamos que sólo guardamos cachivaches en el desván y lo cierto es que también encontramos nuestros recuerdos e ilusiones.

Los sacudimos y les quitamos el polvo acumulado. Nos vestimos con ellos y nos miramos en algún espejo para ver qué tal nos sientan.

Por momentos nos vemos tal cual éramos.

Un abrazo.

Luis López dijo...

Gracias por tu visita a mi blog y gracias por compartir esta belleza de escrito. Saludos.

Baya de Oro dijo...

De verdad que me encantan los desvanes...lo malo es que las casas de ahora...la mayoría no tienen donde ponerlo...ir a un desvan es como...ir de aventuras...

Abuela Ciber dijo...

Que precioasa manera de contar tus sentires, recordando años de niñez.
A traves de tus palabras vole al atico de una amiga que tenia una casa muy grande y donde jugabamos largas horas a ser " señoras".
hermosa època, que de vez en cuando es bueno recordar.
Cariños

Tawaki dijo...

Me gusta mucho cómo has contado la historia, evocando cada momento de forma que me parece estar allí, viéndote.

Un abrazo.

Concha dijo...

Como siempre ha sido un placer leerte.
Un saludo
Maria