sábado, 26 de enero de 2008

HOY POR JUSTICIA TE TOCA A TI


.Querido galgo:
Ayer me han estremecido las imágenes cuando vi lo que hacían contigo justo ahora cuando ya está a punto termina la temporada de caza porque ya no les eres útil.
¡Qué terrible crueldad cometen contigo los que te acogen hasta que les sirves!. ¿Qué les puede pasar por su frío corazón si es que lo tienen…?-Bueno, si lo tienen, porque viven, pero nada más- hasta llegar hacerte sufrir de la manera más despiadada… y dejarte abandonado en una agonía lenta y letal cuando no muerto sin que nadie pueda hacer nada por ti salvo las asociaciones y alguno que otro ser humano que si tienen corazón y sentimientos.
Probablemente nunca llegarás a comprender a los seres humanos que sin ningún tipo de escrúpulos te utilizan sin piedad para resarcir su ego ante los demás cazadores… Yo, tampoco quiero amigo galgo, no les comprendo ni trataré nunca de hacerlo porque, al mirarte, te veo como a un ser vivo que siente y que se manifiesta como tal… tu mirada se alegra si estás alegre y, se entristece cuando lo estás.
Tu mundo lo vives y lo expresas a los humanos lo mejor que sabes y puedes, y lo haces con gratitud para servir a tu dueño hasta caer extenuado para hacerle feliz y ¡ cuánta ingratitud recibes de él! Incluso he leído que algunos te tienen en habitáculos deplorables por no decir inhumanos, faltos de higiene y salubridad…y tú aún sigues esperando la benevolencia de tu amo y, yo me pregunto ¿quién es más cruel? Pero no hallo respuesta…
Nunca he comprendido la caza o la pesca por deporte o vanidad del yo… No me imagino a Miguel Delibes , fiel defensor de la caza cometiendo tales atrocidades…. Cuando leí su libro “ Diario de un cazador” empezé a comprender su defensa y la necesidad de la cadena trófica.
Tu amo sabe muy bien que eres su arma, arma, que si se estropea para él ya no tiene sentido porque ya no serás capaz de atajar las curvas como ningún otro perro y te renueva por otro como si de un par de zapatos viejos se tratara por no decir algo peor.¡ Cómo vas a comprender su actitud si ni siquiera te mira a los ojos para ver en esa mirada el asombro que sientes por tu abnegada entrega ¡Me es muy difícil admitir tanta crueldad en estos tiempos. Ya, ya sé, que hay ancianos, niños y personas que malviven en la más absoluta de las soledades pero hoy, te toca a ti querido galgo, otro día les tocará a ellos ,porque no por ello, deja de ser menos cruel y censurable.

martes, 22 de enero de 2008

PARA CELIA



Querida Celia:
Hace unos días cuando fui a por el periódico me encontré en el quiosco contigo, bueno, contigo no, con los libros que yo leía y releía contando tus aventuras y desventuras… ¡Cuántas veces hemos estado juntas en aquellas frías y lluviosas tardes de invierno!…- unidas por la magia de Encarnación Aragoneses Urquijo-escondida bajo el seudónimo de Elena Fortún- ¡Cuantas veces me has hecho soñar desde mi pueblo ! Recuerdo; cuando le decías a miss Nelly que no querías ir al Retiro porque en la calle de Serrano había un perro que te ladraba mucho y, yo pensaba-¿cómo puede haber perros en Madrid si es una ciudad? Y ya ves, hoy, muchos de los que vivimos en ciudades necesitamos el calor de una mascota, probablemente añorando nuestro pasado o ¡quién sabe! Si es para aliviar la soledad en estos lugares y, que en otro tiempo soñábamos…
¿Te acuerdas Celia cuando tu gran ilusión era tener un cuentagotas?... porque siempre te regalaban muñecas, cacharritos, cocinitas? Y yo, pensaba que no podía decir que tenía muchos porque los tenía escasos… por éso los quería tanto, los cuidaba, los guardaba como si fuesen mi pequeño tesoro.
Celia, tú jugabas a cocinitas en casa de Mª Teresa y me contabas que tenía muchos juguetes y yo, jugaba con mis amiguitas a los cacharritos, a las tiendas, a tres marinos en la mar, a la cuerda en la plaza de mi pueblo... ¡ Qué tiempos aquéllos Celia!
También recuerdo cuando decías que tu papá tenía un amigo que volaba y, ¡ qué casualidad!, mi primo Alberto cuando venía a vernos, por el verano, nos decía que quería ser piloto y- lo consiguió- yo ingenua de mí al igual que tú, a tu amigo, le preguntaba si se podía caer- …¿ No tienes miedo?...Y me contestaba que los chicos eran más valientes que las niñas- creo que ahora, en la actualidad no lleva razón- y yo también quería volar como él y, ¿ sabes cuándo lo logré?, cuando fui mayor.
También me contabas que tenías una gata que llamabas Pirracas y yo, tenía un mil rayas que llamaba Mas. Tú, querías sacar a tu gato y lo perdiste por Madrid…porque él no sabía donde estaba su casa; en cambio, el mío si sabía venir… y si decidía dar una vuelta por el pueblo solo, siempre llegaba a la hora de comer….porque por las tardes solía dormir en una silla al calor de la cocina de leña…
Te das cuenta Celia, ¿cómo todos los niños hemos tenido vivencias parecidas? Y, a través de ellas, hemos transformado nuestro universo infantil hasta llegar al mundo de los adultos….
Desde aquí, te doy las gracias por hacerme pasar horas tan inolvidables como entrañables; gracias, por revivir de nuevo sensaciones de mi niñez que tenía dormidas…gracias, por haber hecho volar mi imaginación desde mi pueblo a la ciudad, gracias por relatarme tus aventuras y poder soñar contigo ¡tantas y tantas veces en aquellas frías tardes de invierno!…
Con el paso del tiempo querida Celia; me di cuenta que en la ciudad no está toda la felicidad soñada…aquí, todo es más frenético, los horarios te marcan imparables el día a día…aquí no conoces casi a tu vecino ni él te conoce a ti…aquí los niños sólo pueden salir al parque y ni siquiera se conocen. Por éso, echo de menos poder pasear por los caminos de mi pueblo, pisar la hierba mojada para cuando llegue a casa cambiarme, hacer un chocolate y saborearlo leyendo un libro, al calor de la chimenea sintiendo el tic- tac ,de mi viejo reloj de madera, un tanto cansado por el paso de los años.

CARTA ABIERTA AL SILENCIO



Desde el silencio de estas calles llenas de vida por una primavera que nace… me limito a escribiros una carta rota por mi tristeza ante un silencio que ya es eterno…
¡Ha sido tan rápido todo!... ¡tan rápido!... que me parece un sueño…
Mamá; no sé si desde algún lugar me estás viendo, seguro que sí, y si lo haces, ayúdame a superar vuestra ausencia... ¡Es tan profundo el vacío que me queda! ¡Tan profundo…! Que yo también me siento morir un poco con vosotros, porque ahora, tan sólo quedan los recuerdos, las vivencias, los silencios profundos y, todo, todo ¡es tan duro sin vosotros! Que, a veces intento convencerme de que no es verdad…de que estáis de viaje; un viaje, un poco largo pero con retorno pero, la realidad es muy contraria, es ella y no mi sueño.
A ti mamá, te vi marchar lentamente…pasito a pasito, tu despedida fue lenta y profunda, tan profunda que, se confundía tu debilidad con tu agonía y mi realidad con la tuya y, nuestra despedida la sellamos con un beso sutil pero sincero y profundo… Después te fuiste apagando lentamente con un sueño ligero.
En cambio la despedida de papá fue todo lo contrario… ¡tan rápida, tan fuerte! Fue tan rápida, que apenas nos dimos cuenta de que aquella noche del martes era el primer paso hacia la eternidad…Se despidió de nosotros con energía y aplomo consciente de lo que estaba sucediendo, era el principio del fin y, así nos lo hizo saber ¡qué ejemplo para quiénes nos quedábamos…! ¿ Seremos capaces nosotros de persuadir la realidad con tanta entrega como lo hizo él…?.
Un día antes de morir, cogió fuertemente mi mano y me miró impasible fijando sus pupilas en las mías ¡con tanta profundidad! que estoy segura que aquélla era la profundidad de la Verdad…Me pareció un instante vacio de contenidos pero auténtico y quebrado por la complejidad de su silencio con el mío y, desde ese instante, supe que papá se marchaba, se marchaba a reunirse contigo como él quería.
Desde donde quiera que estéis pedid por mí.

A LA MEMORIA DE QUIENES NOS PRECEDIERON



En esta apacible y, sin embargo, fría tarde de invierno, apuro los últimos tragos de un humeante y espeso chocolate y, lentamente, discurren por mi mente multitud de recuerdos de mi infancia que guardan cohesión con el mismo y de cuando en cuando me fluyen sin haber cambiado el enfoque de mi vida personal; mi amor por la lectura. Tal vez alguno se preguntará que tiene que ver ésta con el chocolate pues si, en mi caso sí, ya que, los mejores recuerdos de mi infancia tienen siempre el mismo escenario, un cuento recogido los domingos después de misa en la biblioteca Selgas, un tazón de chocolate y el calorcillo de una estupenda cocina de leña despidiendo un penetrante olor a eucalipto… y, poco a poco, se van sucediendo escenas mudas retrotraídas de mi niñez, de mi generación y de¡ tanta y tanta gente que ya no está con nosotros! Pero, que ha formado parte de la historia de nuestro pueblo y ahora no me parece el mismo porque su impronta, se va desvaneciendo en aras de una sociedad que aniquila la personalidad de los pueblos buscando el beneficio rápido.Vaya desde aquí, y en primer lugar mi tributo de agradecimiento a D. Félix y Dª Pepita que después de dar sus clases obligatorias nos preparaban para el ingreso y bachillerato sin olvidar nunca su afán por formarnos como personas responsables valorando el esfuerzo diario y a crecer día a día en el respeto a los demás.Cuando el año pasado me propusieron que colaborase con la revista tenía la intención de recordar lo que para mi significaron las Escuelas Selgas pero, al final del verano- no por anunciado dejo de suceder- se vino a bajo el edificio de La Madrileña, punto de encuentro y reunión diaria para muchos y, me viene a la memoria aquellas partidas al dominó entre viejos amigos como Trapina, con su inseparable pitillo entre los labios y Justo entre otros, con las eternas discusiones los lunes por la mañana , entre los rivales del Sporting y los del Oviedo, el real Madrid y los del Barcelona discusiones que , a veces , se tornaban broncas entre Juan José y el italiano hombre este último afable y célebre donde los haya, quiero significar que a pesar de haber echado raíces en España jamás olvidó su condición de italiano.También recuerdo con gratitud la gran humanidad de Ramón Tudela y como no, el barbero que, tantas veces como se lo pedimos, nos prometía que algún día nos enseñaría la barbería, día que nunca llegó, quiero creer que tal vez por ser chicas y, Avelino, que con gran dignidad y resignación llevaba su enfermedad siempre tomando el sol apoyado en el muro de Sena.Y, como no, mi inolvidable tienda de JATAPE hoy, rehabilitada para el sector turístico tienda, que a mí siempre se me antojó de cuento, con ¡aquellas vitrinas de cristal y cada cosa en su sitio, aquella bomba para echar aceite que venía en bidones, las paletas de diferentes tamaños y cada una en su saco y la enorme balanza con sus pesas!A la tienda de Soledad mucho más escueta que la anterior acudíamos los fines de semana a comprar con una peseta de papel lo que llamábamos sorpresa porque jamás sabíamos lo que nos iba a tocar, lo que sí era seguro era un cuento de hadas. También me viene a la memoria Virginia y su burra Serafina, creo que entre ambas siempre existió una simbiosis muy especial lo que hizo que muchos de nosotros la recordemos…probablemente porque sin ella saberlo, nos emulaba la misma relación que existió entre Juan Ramón Jiménez y Platero.Siempre se ha dicho que los olores de la infancia se te quedan grabados como los recuerdos y a mí se me antoja cierto. ¿Quién no recuerda aquel olor a pan que salía de la panadería de Miguel Ángel? Panadería, que por aquellos tiempos ya estaba industrializada con hornos de leña y que hoy tanto echamos de menos, aquellas cintas transportadoras del pan recién hecho, las enormes pilas de sacos de harina y como no, las montañas de madera donde nos escondíamos para jugar a pesar de las regañinas de Miguel Ángel.Si de oficios hablamos también teníamos modistas representadas por Emilia de Varón, Nieves y Rolindes, la sastrería de Pire para los hombres ¡cuantos trajes de mahón simple y doble habrá confeccionado Antón!Y, por tener también teníamos herrero; Elías, a quien apenas recuerdo pero si su fragua junto al pozo donde casi siempre estaba Isabel su mujer, lavando la ropa que ella decía del cuartel a la sombra de una higuera creo recordar… Probablemente aquel lugar me resultaba un tanto especial porque allí, había nacido mi abuelo y hoy, ¡es tan diferente!...Como diferente era el paisaje. Cada estación marcaba las diferentes faenas del campo y eso hacia vibrar gestos de solidaridad entre los vecinos cuando las faenas del campo eran más duras, por éstas, y otras muchas razones vaya desde esta humilde cuartilla mi pequeño pero sincero tributo de admiración a todas aquellas mujeres que siendo madres y esposas, también fueron excelentes compañeras de trabajo siempre abnegadas y nada de reivindicativas.Este es el recuerdo que tengo de mi pueblo y que ahora, ya no me parece igual…Probablemente sea una apreciación personal de la realidad social que ahora vivimos pero, aseguro, que sincera de corazón. Ya, ya sé que el progreso económico acarrea siempre cambios espectaculares y que las costumbres urbanas son absorbidas por las zonas rurales próximas a las mismas pero, la idiosincrasia de los lugares anexionados no puede ser devastada y si esto sucede , los convertiremos si no lo son ya, en barrios dormitorio sin personalidad y muy lejos de ser tan entrañables como muchos de nosotros recordamos, ¿ Por qué?, porque soy de las que creen que debemos defender los signos de identidad propios que nos legaron nuestros antepasados y así, nos diferenciamos unos pueblos de otros, lejos de esas moles de hormigón que siempre benefician a quienes los construyen y nos hacen ver que eso es el progreso.