martes, 22 de septiembre de 2009

PRIMERA PARTE DE MI VIAJE A FRANCIA

Sarlat, una pequeña ciudad que me encanta y que en otra entrada os seguiré contando.
Esta casa de Terrasson me encantó.

Sigue siendo Terrasson en el casco antiguo.


Los ríos en Francia nunca son transparentes.

Entrada a San Emilion cuna de los excelentes vinos de Bourdeaux.

Nos llama la atención en Bergerac la entrada a este restaurat. Como podéis ver casi de cuento...

Esta es una instantánea de Sainte- Foy -la Grand, casco antiguo, cerca del ayuntamiento. Las casas conservan el entramado de madera perfectamente.

Si los últimos veranos que visitamos Francia a finales de julio nos encantó, este año, a mediados de mayo nos fascinó. No sólo por su paisaje verde y bien avenido con los tonos grises oscuros de su cielo, si no también, porque las calles de todos los pueblos que visitamos, estaban en consonancia con los viajeros que por ellas, paseábamos tranquilos, sin agobios e interesados en cada rincón que especialmente nos llamaba la atención dejándolos inmortalizados no sólo en nuestras retinas si no también, en nuestras cámaras fotográficas. Por éstas y otras razones llegar a Bergerac tierra de Cyriano, nos ha dado pie a perdernos por la multitud de calles del casco antiguo hasta llegar al puerto fluvial y lo hicimos, por empinadas y estrechas callejuelas pero, la plaza de Myrpe con sus pequeñas casas, perfectamente conservadas sus fachadas con entramados de madera y camufladas entre los tilos le daban un encanto especial además, de idílico y entrañable por lo menos, a mí me lo ha parecido. Dejamos la plaza sabedores de que su recuerdo iba a quedarnos grabado para siempre.
Seguimos caminando … perdiéndonos por callejuelas hasta llegar al río Dordoña que cruza Bergerac en dos partes bien diferenciadas el casco antiguo, del ensanche y, al llegar a la orilla pudimos ver como el pueblo francés sigue utilizando sus recursos ancestrales como propios y, si me permitís ensalzándolos, porque he podido ver como, si en tiempos pretéritos, este río les ayudo a fortalecer su economía, en la actualidad siguen utilizando las gabarras para viajes turísticos con el mismo orgullo de entonces. Dejamos Bergerac convencidos de que Héctor Savinien firmaba sus obras con el seudónimo de Cyrano de Bergerac convencido por su abuelo de que aquel lugar tenía que pasar a la posteridad.
La tarde caía lentamente y teníamos que buscar nuestro alojamiento que estaba situado en un pequeño pueblo llamado Puysseguin lugar tranquilo y apacible dejándose atrapar por la noche, a la espera del viajero.
A la mañana siguiente, nos acercamos a S. Emilión después de atravesar multitud de viñedos, no en vano era la cuna de los estimados vinos de Burdeaux. Como siempre, el coche lo dejamos a las afueras del pueblo, era domingo y además muy temprano, las calles estaban vacías porque sus gentes aprovechaban el descanso merecido, sólo alguno que otro tendero nos saludaba al pasar y, después de visitarlo hicimos acopio de unas botellas de vino de Burdeaux.
De aquí, tomamos la autovía a Perigeux para salir dirección a Terrasson que ya conocíamos pero que en aquella ocasión, por la premura del tiempo no pudimos visitar y este año, era obligado caminar por sus calles a pesar del calor sofocante y húmedo. De repente, el cielo se tornó gris oscuro y amenazaba tormenta, dándole al lugar un colorido especial mezclándose con el color verde del paisaje. Nos apresuramos a comer por la premura con que lo hace el pueblo francés y nos decidimos por un lugar que era una antigua bodega. El restaurat además de cuidado en la conservación de sus parámetros arquitectónicos, tenía toques modernos. El trato fue excelente aunque la nouvelle cuisine no era lo que más nos apetecía pero al final mereció la pena. El camarero nos mira con cara extrañada y me dice… “ Est-ce que vous ne voulez pas du vin y, le respondí con amabilidad je ne bois du vin. .No, no bebo vino. Me quedé un poco intranquila porque no beber vino en Francia es casi un pecado y , con mis mejores deseos de agradarle le pregunto si era más bonito Tulle o Montignac y con un francés enérgico me contesta Tulle n’est pas Beau (Tulle no es bonito) y, decidimos irnos a Montignac que no nos defraudó. En próximas entradas os seguiré contando.

jueves, 17 de septiembre de 2009

ESPERARÉ A QUE VUELVAS DE NUEVO


Querido septiembre:
Este verano, he tenido la suerte de poder prolongar los siete primeros días de tu vida, en contacto con la naturaleza y no sabes ¡cómo me ha reconfortado!.... He podido dar algun paseo por el campo, a pesar de mi tendinitis y tú, me ayudaste a refugiarme en esa atmósfera diáfana que se respira cerca del mar y, viendo que todo declina lentamente anunciando la llegada del otoño.
He podido apreciar, ese cambio de color que se avecina tan característico, y que tú, sabes regalar a tus atardeceres y, ¡qué es tan peculiar en el norte!. Tus cielos, adquieren una luz especial cuando los cúmulos grisáceos se entremezclan con la tenue luz del sol dándole a los árboles una tonalidad especial al resto del año…. Sigo caminando, y una suave brisa acrecienta el olor a mar cuando éste, se va despertando lentamente del sopor estival.
Y, cuando tú llegas, me gusta ver la playa casi solitaria, pisar la arena mojada dejando que mis huellas puedan ser acariciadas por las suaves olas… Y allí, a lo lejos, en la roca del caballo ver las gaviotas como revolotean ajenas, a que tú, les invites al nuevo juego del otoño. ¡Qué sensación de paz se adquiere con tu llegada querido septiembre!.
No sé si te conté que, junto a mayo tú, eres uno de los más apreciados por mí. Él, entona la explosión y el júbilo de los campos y en cambio tú, los emborrachas de melancolía, de calma, de sosiego… Si él representa la vida; tú, te esfuerzas aún más, nos dejas ver la realidad tal y como es. Nos avisas de que todo tiene un ciclo vital y cómo tal, tiene que terminar. ¡Qué distinto uno del otro y sin embargo, tan complementarios y necesarios a la vez!…. No te extrañes si te digo que tú, representas para mi el principio. Si, el principio a la vida cuando me diste la mano para pasar de la infancia a la pubertad qué no fue fácil... Contigo he disfrutado estrenando mis lápices de colores y mis botas para los días de lluvia…y, cómo no, de aquellos primeros chocolates calentitos, de las primeras mermeladas de manzanas y de higos. Y, también recuerdo con gratitud las primeras regañinas cuando venía la colchonera a poner mullida la lana de los colchones y yo, esperaba paciente a que nadie me viera para zambullirme en aquella especie de algodón pero, por razones obvias era descubierta…
Y ahora, con el paso del tiempo, espero; a que tú llegues para entregarme mi caja de Pandora de donde voy sacando cada fin de verano mis recuerdos a la espera de que vuelvas de nuevo.

jueves, 10 de septiembre de 2009

ENTIENDO LA NECESIDAD DE OBVIAR EL FIN...


Esta mañana, he oido una noticia que me ha dejado perpleja y, ya no es fácil que me suceda. Pero, cuando se trata de borrar de un plumazo algo que forma parte de la historia de un lugar, he sentido la necesidad de hacer valer el significado que ha tenido para la historia de la ciudad de Gijón, la universidad laboral porque, además de haber vivido muy de cerca su pasado, he visto como ha tenido desde el punto de vista sociológico un peso específico en otros tiempos.

Por eso, no entiendo la necesidad de obviar el fin para el que ha sido construida cuando todos sabemos que si en un principio fue orfanato minero, con posterioridad se conviertió en universidad laboral, donde se han formado profesionalmente jóvenes que han sabido ejercer su oficio gracias a la actitud concisa de la enseñanza profesional de entonces.

Dicho esto; mi asombro se acrecienta cuando me entero que se censuran las explicaciones de los guías turísticos pretendiendo así, acallar el fin para el que fue construida y sin embargo, se pretende ensalzar la destreza actual de los administradores para hacer de un edificio emblemático, un lugar lúdico sin ninguna finalidad social cuya único fin es gastar cantidades astronómicas de dinero al servicio de una causa, borrar su pasado, y dejar inconexa la historia de un centro que, no sólo ha servido para la formación de varias generaciones si no también, para la integración cívica de generaciones anteriores hacia una causa común, vivir de su trabajo.

martes, 1 de septiembre de 2009

UN VERANO ANODINO HÚMEDO Y GRIS

Cuando a finales de junio cerré mi maleta, además de mi equipaje y cuatro libros de lectura también guardé algunas ilusiones que fui forjando durante el largo invierno pero, el albur no me dió tregua para realizarlas….Y, sin yo quererlo, por mucho que me empeñé, algunas de esas ilusiones se frustraron a primeros de julio.
Os cuento, cuando me despedí en mi última entrada estaba convencida de que – a pesar de seguir mi mala relación con telefónica – al comprar un modem inalámbrico de Vodafone para conectar al puerto de mi portátil podría seguir, durante este periodo estival, deleitarme con vuestras entradas siempre sugerentes y atractivas por su contenido y, no fue así… Los duendes cibernéticos se adueñaron de mi impotencia… y las descargas se hacían lentísimas cuando no imposibles…y, menos aún, subir alguna entrada a mi blog. El sistema no funcionó y devolví el modem. De ahí, mi silencio durante este tiempo. Desde aquí, aprovecho para dar las gracias a cada uno de vosotros por vuestros buenos deseos…¡ Os he echado tanto de menos…!
Pero esto, no fue todo. A mediados de julio, decidió quedarse a veranear conmigo una tendinitis de rodilla que fue tan pesada como dolorosa… Al principio le planté cara y me resistía…pero, ella pudo más, y al final, me alié a mi enemigo con cara seria y resignada por no poder viajar a Cuenca a ver a mi querida amiga María como habíamos quedado en primavera…
Poco a poco mis otras ilusiones se iban desvaneciendo… a la vez que el tiempo pasaba y las excursiones que hacíamos otros veranos se aplazaban, nuestros paseos se quedaban dormidos así como mis impresiones, mis reflexiones y mis recuerdos… y me pregunto ¿ sentiré nostalgia de este verano qué , además de anodino para mí, fue húmedo y gris….?
La próxima semana ya estaré con vosotros. Un abrazo