viernes, 26 de septiembre de 2008

OTOÑO, TÚ TAMBIÉN NOS HACES FALTA


Cuando llega la última semana de agosto sabemos que prácticamente el verano se acaba para nosotros, es hora de recoger y, lo hacemos convencidos de que setiembre nos da tregua para apurar los últimos fines de semana en nuestra casa de campo.
¡Qué sensación más distinta es la de la recogida a la de la llegada!...Cuando llegamos, es como abrir una etapa nueva en busca de sensaciones distintas a las del invierno, es el reencuentro con los amigos, el ¿qué tal el invierno?, ¿ cómo estáis? ,¿qué planes tenéis para el verano?.Las llamadas de teléfono para quedar a merendar con mis amigas de siempre Julia , María y Eduardo, ellos saben que somos muy golosos y siempre tienen un puntito de repostería…Las paellas con Julio y Mª José prolongando la tarde hasta casi el anochecer… El encuentro por primera vez con Sylvia Reguero, una entrañable amiga tan simpática como jovial y de la que guardo un grato recuerdo….La hora del café con mi amiga Carmen de toda la vida, ambas hablamos y hablamos recordando aquellos maravillosos años de cuando éramos adolescentes, de nuestras primeras miradas en busca de aquellos ojos que nos cautivaron…De aquellas romerías en los pueblos vecinos y la hora de llegar a casa puntualmente a las 11 . Hacemos balance y ¡es todo tan distinto a entonces…! Nos reímos de nuestros achaques y les hacemos frente con optimismo…
A medida de que iba guardando todo y, tapaba los muebles poquito a poco, desgranaba mis recuerdos recientes por Francia y me imaginaba el espectáculo visual que podían ofrecerme aquellos parajes por estas fechas, imaginármelos es una cosa y, estar allí disfrutándolos es otra…
Tenía las ventanas abiertas porque el día se prestaba a ello y podía apreciar el olor a yodo del mar, esta sensación la guardo desde pequeña pero, no lo apreciaba como ahora lo hago…
Después de comer sentí la necesidad de dar un paseo tranquilo por aquellos campos y empaparme de recuerdos vividos durante el verano. El pueblo estaba tranquilo, adormilado,
Sosegado, sólo se oía el mar y el graznido de una que otra gaviota… Ya sólo me falta recorrer la finca donde está mi roble que ya tiene 28 años aunque sé que todavía es joven, acariciar el tronco de mi álamo blanco y decirle que hay que resistir golpes de los vientos dominantes…Ver que las 7 nueces que tenía por verano en el nogal ya no estaban…Apreciar que mis hortensias van tirando sus hojas amarillas y las flores están casi secas…Apreciar la múltiple variedad de verdes y dorados que me ofrece mi glicinia, en cambio la buganvilla aún está vigorosa…
Sentía la sensación de que todo, poquito a poco se va preparando para la llegada del largo invierno porque a ellos al igual que a mí, nos afecta la fotosíntesis hasta que poquito a poco nos vamos acostumbrando.
No quiero dar la impresión de que el otoño no me gusta, ni mentarlo porque es una de mis estaciones favoritas la prefiero, al invierno pero, si debo aseverar de que tengo que ir poco a poco entrando en ella, y asimilar que la luz solar se acorta, que los primeros fríos llegan con los amaneceres y los atardeceres, que hay que ir sacando del armario la ropa de abrigo, que lo que hacíamos hasta entonces ahora ya forma parte del pasado. Es hora de encontrarnos con nosotros mismos, con nuestros libros que han quedado sin leer y de otros más que se sumarán. De las meriendas calentitas los fines de semana bajo la luz de lámpara de pie y no debajo del parasol… De forjar nuevas ilusiones para el año que viene…De recordar con los amigos el verano que se fue…¡De tantas y tantas cosas!
Gracias otoño por ser como eres, por darnos ahora lo que durante la primavera y el verano se fue gestando… Por teñirnos de melancolía los recuerdos vividos, por invitarnos a pasear por los bosques que si bien hace apenas unas semanas eran verdes y frondosos tú, nos ofreces el espectáculo del colorido apagado y seco tan entrañable como cromático para el deleite de todos los que nos gusta pasearlos. Gracias otoño porque tú también nos haces falta.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

QUERIDO SETIEMBRE

Setiembre, tú sabes que, de todos tus hermanos, te he elegido a ti ¿por qué a ti? Porque tú, desde muy pequeñita me has llevado de la mano a realidades que yo desconocía hasta entonces. Verás; por primera vez y gracias a ti, acudí a mi primer día de clase, después vinieron todos los demás. Allí empecé a descubrir que si hacía varias letras se formaba una palabra y cuando juntaba varias palabras se hacía una frase y que la suma de muchas formaban aquellos cuentos que leía y releía al calor de una estupenda cocina de leña cuando tú dabas paso al otoño y éste al invierno. También en aquella sección 1ª de niñas me enseñaron que los números convenientemente situados podían sumar o restar caramelos incluso, multiplicarlos o dividirlos desde entonces comprendí que existían reglas nuevas para socializarme con un mundo más real y, que posteriormente, se complico en la clase de matemáticas.
Todos los años cuando llegabas tú, tenía que enfrentarme a reajustes nuevos por aquello del nuevo curso. Año tras año descubrí contigo que mi horizonte se hacía más amplio, porque gracias a ti, tuve que aprender a ser más solidaria y a competir. A medida que pasaba el curso los contenidos se hacían más complicados y mis objetivos se iban cumpliendo. ¿Te das cuenta setiembre cómo, a medida que iba creciendo, tú, me has abierto las puertas a situaciones que tenía que resolver sola?.
Poco a poco fui creciendo contigo y a la vez, fueron despuntando mis preferencias ciencias o letras, me incliné por las últimas. Y te diré porque, la literatura era mi asignatura preferida seguida de la historia y de la geografía y esto quedó constatado cuando suspendí el grupo de ciencias en la reválida de 4º. Pero, ¿sabes?, cuando de verdad aprendí la lección fue en segundo de carrera cuando, después de la oportunidad que tú me diste, tuve que hacer el examen en febrero porque aquella pregunta que se me había atravesado creí que no volvía a caer y la dejé sin contestar y tú, con tu dedo índice, me señalaste enfadado diciéndome suspenso, desde entonces supe que el temario había que estudiarlo completo para que las sorpresas no fueran desagradables. Terminé la carrera en el mes 9 porque contigo me dí cuenta que los errores se pagan y los descuidos consentidos tenían un alto precio.
Juntos, hemos evaluado, programado objetivos y contenidos e hicimos valoraciones de actividades para el nuevo curso. Te das cuenta setiembre ¿cómo tú has sido muy importante para mí?.
Pero, lo que de verdad ha quedado cincelado en mi alma de tí fue que en la madrugada del día 8 te llevarás para siempre a mi madre hace ya la friolera de 15 años. He asumido la cruel y fría realidad pero, te aseguro de que mi herida a pesar del tiempo transcurrido me sigue doliendo. A veces pienso que con el tiempo esta asignatura tengo que aprobarla pero, por mucho que me empeñe seguiré suspendiendo porque ella jamás volverá.

jueves, 11 de septiembre de 2008

PLEGARIA DEL ARBOL

Robles y plataneros rinden tributo a quien los apreció.
A veces la sensibilidad de un hombre bueno nos reconforta cuando nos encontramos su memoria.




Como todos los veranos, nos es grato pasear por veredas solitarias y tranquilas en las tardes nubladas de agosto y, este año, mientras hacíamos camino nos sorprendió en un pueblecito de apenas 10 casas un pequeño monolito donde rezaba Plegaria del árbol y, tan extrañados como sorprendidos, nos acercamos a leer aquella letra menuda y gastada por el paso del tiempo. El emplazamiento casi idílico, porque estaba situado entre robles probablemente centenarios y, no muy lejos de una ermita. El lugar, hermoso, tranquilo y con un olor penetrante a pino de los bosques cercanos.
El hallazgo, nos invita a pararnos, a sacar mi máquina de su bolsa y, hacerle unas cuantas fotos y hoy, quiero rendir con vosotros, un pequeño tributo de admiración al Dr. Avelino González quien firma. Probablemente llevado por su amor a la naturaleza y especialmente hacia árbol porque donó en 1957 este pequeño monolito. Tengo la impresión de que a Avelino González, le apasionaba la armonía de la naturaleza y nos dejó un recuerdo para que el árbol no fuera atacado por el brazo inquisidor del hombre y si me permitís, de la filosofía que Rabindranath Tagore derramó sobre este poema o, ¿me equivoco? … Probablemente no esté en lo cierto pero, creo recordar haber leído en mi adolescencia algo parecido, la memoria me juega una mala pasada por el tiempo transcurrido… si es así, desde aquí, pido perdón. Pero, esto no es óbice para reconocer el mérito de este buen hombre que gasto parte de sus ingresos allá por 1957 para recordarnos el beneficio que nos da nuestro amigo el árbol.
Y, si queréis acompañarme, oiremos la súplica que nos ofrece el árbol cuando antes de cortarlo nos dice; ¡Reflexiona! No levantes contra mí, tu brazo armado. Te doy sombra y, a la vez te imploro para que me dejes crecer sin molestarme.Te ofrecezco salud, belleza y deleite - ¡ qué generosidad la suya!.- Te doy mi vida para remediar tus apuros económicos.- Nosotros, más egoístas él, más solidario incluso hasta su muerte.- Hasta de mis hojas ya caducas te sirves para fertilizar tus campos. Con temor te pido piedad y te exhorto; cuando me podes no me mutiles, usa tu inteligencia.Te recuerdo como la madera, y el papel que te acompaña durante toda tu vida hasta la muerte lo tienes gracias a mi y a mi gran generosidad al igual que algún alimento. Y, por fin termina haciéndonos partícipes del horror que siente por el fuego, y nos implora que si de verdad lo amamos, lo defendamos.
Este post quiero dedicárselo al titular del blog Reyno de hayas para que cuando camine por su hayedo se de cuenta de que aquel es su reino.

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viernes, 5 de septiembre de 2008

CASTROPOL SIEMPRE BLANCO

Como todos los veranos, a finales de agosto solemos visitar algun pueblo que hace años no lo hacemos, y este año, nos esperaba Castropol. Gracias a la autovía del Cantábrico, llegar allí, es casi un paseo pero, la contraprestación, es más monótona y aburrida que ir serpenteando la nacional 634 sorteando multitud de pueblos que según nos acercamos a Galicia van adquiriendo tintes de identidad gallega en la construcción de las casas.
Desde la orilla gallega del Eo, la villa de Castropol la vemos situada sobre un pequeño promontorio aprovechando al máximo el medio topográfico tan pequeño, como hostil y, desde allí se hizo centinela en su pasado y hoy, es espectadora de su futuro sin olvidarme de que mira al norte como horizonte y se duerme en paz viendo los atardeceres sosegados sobre la ría.
Recorriendo las calles empedradas y estrechas, bajo la mirada atenta de sus fachadas encaladas, me recuerda a su vecina, Galicia y, de ello dan fe algunos edificios emblemáticos como una casa-palacio en forma de L que me recuerda el estilo de los pazos de mi añorada Galicia por aquello de que mi corazón está dividido entre ella y Asturias por parentesco político.
Y, con cierta afinidad hacia las casas solariegas gallegas, vemos la personalidad regia del palacio de los marqueses de Sta Cruz de estilo barroco y planta en forma de U con patio presidido por una pequeña capilla y una torre cuadrada con almenas. El portón de la entrada está adornado con dos columnas jónicas decoradas con las armas de la familia Navia-Osorio Montenegro.
Pero, como la actualidad económica se rinde hacia la vorágine despiadada de la construcción vemos con perplejidad que, en su muro, se anuncia una agencia inmobiliaria que aprovecha lo emblemático del lugar como cebo para situar en el primer piso sus oficinas y, vender chales adosados en el jardín con excelentes vistas a la ría y, me preguntaba ¿Cómo es posible que esta maravillosa finca llena de árboles centenarios paguen su tributo por una colmena de viviendas sin personalidad ni historia?. E imagino que sus antepasados, jamás hubieran sospechado el destino de su jardín porque si así fuera, dudo de que aquellas ilusiones puestas en él, no hubieran germinado.
Y, seguimos recorriendo las calles sabedores de que la personalidad de los pueblos se ve asfixiada por pingües negocios que sólo ven el beneficio rápido sin importarles el deterioro de la historia de los pueblos y por ende su personalidad. Y, allá a lo lejos podemos apreciar pequeñas calas y roquedales que hoy, aún tienen un atractivo especial lejos de la masificación de muchos pueblos costeros.
Desde aquí hago votos para que lo anunciado, no ocurra y, aún se conserve el encanto de ser un pueblo tranquilo, emblemático y, al pasear por sus calles recordemos el testimonio de sus vivencias y que, para sobrevivir supuieron adaptarse al medio sin destruir su pasado.
El parque del pueblo con una estatua dedicada a un marino del concejo muerto en Cuba .
Este es el patio central del palacio de los marqueses de Santa cruz.


Casas de estilo popular , con cierto aire gallego.

Palacio de las cuatro torres. De estilo clásico y estructurado en torno a un espacio central cuadrado y en cada esquina una torre se aprecia bien el estilo sobrio .



Este es el palacio de los marqueses de Santa Cruz. Al lado de esa maravillosa portada de la época se aprecia el anuncio de la inmobiliaria.




Otro edificio de casa solariega .





Este es el casino es un edificio sobrio y clásico . Imagino la importacia que ha tenido el lugar.






Al fondo Ribadeo y la ría del Eo hoy dedicada al deporte de la vela.