domingo, 30 de noviembre de 2008

NOVIEMBRE, NO ME HA DADO TREGUA


Aquí; en el norte, noviembre no ha querido portarse bien con nosotros. Ha sido un tanto tacaño de luz, se ha empeñado en ser gris plomizo, en cargar de agua el nivel hídrico del suelo por sus excesivas lluvias y, lo que es peor no ha querido regalarnos horas de sol para que esa pequeña intensidad de luz que va desde las diez de la mañana hasta las cuatro y media aproximadamente fuese siempre muy escasa y, a partir de entonces cayese la noche a pasos de gigante…. Y, por todas estas circunstancias en cadena, mi cerebro se ha puesto en guardia haciéndose muy perezoso y, se ha dejado seducir por esas escasas horas de luz y, se ha aletargado a la vez que a mí, me ha arrastrado a un pequeño anquilosamiento de decisiones, de ilusiones, de ganas de hacer lo que antes hacía, de apatía a la hora de enfrentarme a lo que me gusta hacer y, en esos ratos libres que me quedan sin ganas por hacer nada, me da la impresión de que la vida se nos escapa a pasos vertiginosos y, no me da tiempo hacer todo lo que tengo proyectado….Es,¡ cómo si con tan poca luz! mi ánimo, no fuese lo suficientemente fuerte para hacer lo que hago siempre. Tengo la sensación de que mi cerebro necesita descansar y adormilarse hasta que las tardes vuelvan a crecer o que por lo menos el sol brille con intensidad aunque tan sólo sean unas poquitas horas. No, noviembre este año, no ha querido regalarme la suficiente luz solar para que mi adormilado cerebro se desperezase, ha sido todo lo contrario. Mi mundo de apatía- que no quiero ni me hace falta-se ha hecho indolente y, ha intentado atraparme y, lo ha conseguido. Pero, en este mes de diciembre que hoy comienza, haré todo lo posible para que, esta desgana no eche raíces porque tampoco diciembre es favorito. Hoy, he decidido ver esta falta de luz como algo pasajero, algo eventual y, trataré de ser positiva para superar esta indiferencia que no me apetece asumir porque me aburre, me enmohece, me corta las alas para poder volar y vibrar… Por eso me volveré menos vulnerable y, seré más fuerte, aunque sé que la fotosíntesis está ahí pero yo, también se pisar fuerte.

domingo, 16 de noviembre de 2008

POR TI, POR ELLOS CENTRO ARRUPE


Estimado Enrique:
Hoy, me es grato rendirte un pequeño tributo de admiración por todo lo que has hecho y haces en favor de los desprotegidos, de los desamparados, de los que no teniendo ni siquiera culpa el albur, les ha rendido cuentas y, no ha tenido ni siquiera piedad de ellos. Me refiero Enrique,- como tú muy bien sabes-, a todos esos camboyanos inocentes que han visto truncadas sus vidas unos, y otros, las malditas minas les han relegado a ser eternos desvalidos. Pero, no Enrique, no están solos. Gracias a ti y a tu fundación “Centro Arrupe” sus caras han vuelto a sonreír, sus ojos tristes han vuelto a brillar y, otros muchos han podido volver a moverse gracias a las sillas de ruedas que tú desde tu altruismo les has ofrecido y les sigues ofreciendo. Tú, les has dado cobijo porque muchos, ni tan siquiera tenían hogar ni familia y, hoy tú, eres el padre de todos ellos. Gracias a ti y otros muchos solidarios con la causa, sabemos que las minas les han perjudicado, les han herido pero, el hombre Enrique; también hiere con su actitud y, lo hace desde la injusticia que comente y lo que es peor y más punzante, incluso las autoridades consienten esa desidia y la fomentan y, lo hacen desde el abandono sin piedad a los que los someten, desde la corrupción consentida y silenciada por quienes no pueden gritar al mundo su situación… Pero, gracias a ti, pueden acceder a la propiedad, a la educación, al trabajo y no, gracias a quienes desde su infamia, consienten el pornoturismo agasanjándoles tan sólo con migajas que no hacen más que fortalecer la miseria y el desprecio por la libertad de ser hombres o mujeres. ¡Qué desprecio siento, estimado Enrique, por esas actitudes sin escrúpulos, por esa falta de valores! Y, que por desgracia hoy, hay quien los ve, como algo que ya no vale, que no importan que están obsoletos.
Desde aquí, hago votos para que, a esta cadena de despiadados tan carente de solidaridad, de justicia, de honradez y de bien hacer, les llegue la cordura de lo que es justo y equitativo para todos porque, tú Enrique, no tienes la solución pero, si tienes tu compromiso y, con eso ya es suficiente. Gracias por tu abnegación y por tu ejemplo.

domingo, 9 de noviembre de 2008

QUERIDO BOSQUE


Querido bosque:
Hace tiempo escribí una carta al árbol y hoy, por justicia, te toca a ti y, ¿por qué a tí te preguntarás?. Verás; tú, al igual que él, habéis formado parte de mi mundo fantástico cuando era niña. Tú, también me has sido fiel en mis largas tardes de otoño e invierno cuando acostumbraba a leer mis cuentos. Con mi excesiva imaginación, buscaba entre tus árboles grandotes las hadas y los elfos que aparecían en aquellos relatos y que avivaban sin lugar a dudas la imaginación ingenua de una niña de pueblo porque, entonces, querido bosque no había TV.- y, ni falta que me hacía-. Y, te suponía lleno de árboles con grandes brazos que les servían para acariciar el aire limpio que tú les ofrecías. Te imaginaba con un riachuelo donde se acercaba el caballo del príncipe para ahogar su sed en sus aguas cristalinas y así, aquel hombre de linaje puediera seguir su ruta en busca de su princesa amada. Imaginaba tu suelo lleno de hojas secas por donde se escondían los enanitos de Blancanieves. Donde el leñador acudía para buscar la leña y poder calentar su humilde casa. Y todo, gracias a aquella gran colección de Alfombra Mágica editada por Molino y, que nos acercaba al mundo fantástico de los hermanos Grimm.
Poco a poco fui creciendo y, en las clases de ciencias primero y, luego en agraria y geomorfología descubrí que mi imaginación excesiva tenía que dar paso a la realidad y, que tu sotobosque era distinto dependiendo de la altitud y latitud en la que estuvieras ubicado pero, lo que no cambiaba, era la función de la clorofila que las hojas de tus árboles llevan a cabo para sobrevivir, aportando a los humanos oxígeno y, a tu suelo, carbono para elaborar en él la materia orgánica que tú necesitas. Por eso, querido bosque, es muy importante que no te quemen, que no te destruyan con la facilidad con que lo hacen.
Y ahora, cuando ya tengo asimilado que nos haces falta te admiro desde la belleza que nos aportas a lo largo de las estaciones, no importa cual, en todas me pareces digno de ser querido y admirado.
Verás querido bosque, en la primavera, poco a poco haces que ese pequeño mundo que tú cobijas aletargado se despierte lentamente tras el frío excesivo del invierno pero, incluso en él, tus árboles desnudos de color gris violeta me retrotraen a aquellas estupendas tardes cuando alimentaba mi imaginación con la lectura de mis cuentos….
Por el verano; estás espléndido, tu ropaje verde intenso te da la dignidad de ser protagonista gracias a los haces de luz y sombra que nos ofreces cuando te paseamos y, nos reconfortas. Y, ¡ qué voy a decirte cuándo llega el otoño!. Poco a poco vas tapizando sin tú pretenderlo los matices de color en todas sus dimensiones, desde el verde en todas sus variedades pasando al ocre para finalizar con el marrón ¡ Qué espectáculo tan gratificante el que nos ofreces, a quiénes te admiramos!.¿ Qué sosiego y paz nos transmites a quienes te paseamos ¡ y, ¡qué cambios de luz nos ofreces según va avanzando el sol y la luz…!
Por todo ello querido bosque, ¡me duele tanto ver qué te destruyen sin piedad y, lo que es peor sin razón! Y, ¿ sabes por qué?, porque tú formas parte de nuestras vidas y, sólo quiero pensar que cuando lo hacen, no lo hagan desde el desprecio hacia tí ni desde la indefensión que les ofreces porque si es así, ellos son unos cobardes y tú mi héroe. ¡Suerte amigo!

martes, 4 de noviembre de 2008

FRANCIA, SEGUNDA PARTE

Cordes sur ciel , pueblecito medieval encantador y entrañable. Sólo tenía dos calles por ésta se subía a lo alto del lugar.
Y por ésta se bajaba . Hemos podido apreciar que aprovechaban cualquier sitio para poder plantar, porque no había ni un pequeño trozo de campo.
Entrada a Cordes, lugar que jugó un importante papel en tiempos de invasiones,no en vano nace como pueblo defensivo.



A la salida de Albi desde el puente. Toda la ciudad era color terracota, muy distinta a las que habíamos visto hasta ahora.




Si alguno de vosotro@s conocéis Francia posiblemente os recuerde mucho estas ventanas tan típicas tanto de color como de forma.



Mirepoix, una pequeña bastida, con una personalidd y un encanto muy especial. Sus paisanos daban la sensación de vivir en un lugar donde la tranquilidad era su bandera.

Otra pequeña parte del lugar, si os dáis cuenta las casas no pasan de primero y segundo piso. Jamás rompen la estética ni la impronta de sus pasado

Carcasonne a la entrada. Nos hubiera encantado ver mejor las murallas pero, la falta de agua y el excesivo calor no nos dejaron. Muy cerca estaba el lugar para aparcar, se pagaba pero, nadie se resposabilizaba de un posible robo....
Desde aquí se podían apreciar las torres de las murallas.
No habíamos optado por S. Affrique les Montagnes por casualidad, estaba muy cerca de Carcasonne y de Mirepoix; dos lugares que figuraban en nuestras notas de viaje. Así que desde Domaine de Rasigoux después de desayunar empredimos viaje. Teníamos dos posibilidades para llegar a Carcasonne o. por la autovía, siempre más rápida pero, también más monótona o, por la carretera nacional y, la elección era fácil. Queríamos conocer la realidad de los distintos pueblos así como los cambios del paisaje agrario y, nos decantamos por ésta última.
Después de serpentear curva tras curva y, poder apreciar el contraste de abetos y pinsapos entremezclarse con la vegetación autóctona llegamos a la cumbre de la Montaña Negra. Al otro lado, y como casi siempre pasa, el paisaje cambia. La otra cara de la montaña, nos obsequia con inmensos campos de trigo salpicados por cipreses de verde oscuro intenso que a veces, eran interrumpidos por campos de lavanda lo que hacía presagiar que la alta Provenza no estaba lejos. El sol calentaba sin piedad y, el olor a multitud de hierbas aromáticas se hacía intenso. Nos llama la atención un pueblecito muy distinto a los que habíamos dejado hacia atrás. La piedra dominaba en las paredes de las casas y parecía confundirse con el paisaje, no encontramos donde aparcar y Montolieu, nos queda grabado para una nueva oportunidad si la hubiese.
La llegada a Carcasonne se hizo más rápida de lo que esperábamos pero, mi decepción se intensifica al ver que mi lugar soñado no era como me lo había imaginado… Incluso, las calles estaban algo abandonadas a su suerte pero, no podía juzgar a mi admirada Francia por aquella pequeña ciudad que si en otro tiempo fue testigo de su historia y aún lo conserva hoy, es presa del excesivo turismo y probablemente mal orientado. Como sabéis los franceses comienza a las doce a comer y para nosotros los españoles acostumbrados a comer a las dos, la mañana, se nos hace corta. Después de comer decidimos visitar la cité. El calor hacia justicia a todos los que nos perdíamos por las calles excesivamente estrechas y empedradas además de empinadas. No era posible dar un paso, excesiva gente pululaba de un lugar a otro y tomarnos una limonada se nos hacía tan difícil como casi inviable pero, al final lo logramos. A las tres y media el sol caía sin piedad y la aglomeración de gente se intensificaba por momentos así que, decidimos salir de la cité con el ánimo un poco bajo por no poder ver aquel lugar como hubiéramos querido marcado, sin lugar a dudas, por el cruce de culturas desde su fundación como lugar defensivo y administrativo ya por los romanos.
Al salir de allí, decidimos visitar la bastida de Mirepoix que quedaba relativamente cerca. Aparcamos al lado de la pequeña catedral y decidimos visitarla. Nos sorprende que tenga una sola nave y estuviera tan escueta de imágenes si la puerta principal nos habla del gótico. La oficina de turismo está cerca y decidimos entrar, una señora nos dá información y nos habla con un francés un poco difícil de entender pero, al final pudimos enterarnos de que el pueblo había sido destruido por fuertes inundaciones y la catedral había sido asaltada varias veces. A pesar de todo, el lugar guardaba el encanto y, el esfuerzo del pueblo francés por reconstruir la historia de sus pueblos a pesar de las vicisitudes. La tarde caía y las gentes iban apareciendo poco a poco para dejarse querer por el sosiego del final de la jornada. Nosotros, mientras tanto, recorremos los soportales de la plaza mayor admirando las fachadas coloristas de sus casas con entramados de madera. Cenamos como siempre acostumbran los franceses sobre las siete y media un plato combinado en una terracita de la plaza mayor con mucho sabor a hierbas y partimos de nuevo al hotel sin antes extrañarnos del bullicio que había allí de medios de comunicación entre ellos la TVF incluso con satélite propio, la realidad no se hizo esperar, se anuncia la llegada al día siguiente del fin de una etapa del tour.
Al día siguiente, queríamos ir a Albí pero paramos poco tiempo tan sólo, para hacer unas fotografías como recuerdo. Nuestro destino era Cordes sur ciel y, el tiempo no esperaba. La carretera se hacía estrecha y con muchas curvas pero, merecía la pena visitar aquella maravilla de pueblo que habíamos descubierto gracias a google heart . El paisaje es agreste y bastante verde y de pronto allí, a lo lejos y perseverando, se divisa Cordes, vigía y centinela para los intrusos y, erguido alrededor de la montaña acostumbrado a soportar los empaques de los vientos aguarda con paciencia, la visita de quienes por allí aparecemos. El aparcamiento pagando empieza abajo y al empezar a subir es curioso ver, como a medida que se sube también se incrementa el precio por euros para aparcar, nos reímos pero merece la pena.
Estaba tan cuidado como conservado y los turistas eran mucho más pausados que en Carcasonne. Comimos en una terraza y nos sorprendió ver a muchos matrimonios a nuestro lado comer con sus mascotas sin perder la compostura, el respeto era mutuo. Después de comer recorrimos lo que nos faltaba por visitar y pudimos ver como casi todas las casas tenían yedra trepando por las paredes probablemente para dar un poco de verdor a aquel lugar tan agreste como encantador. Dejamos Cordes encantados y, nos dirigimos a Moissac donde nos alojábamos, era un antiguo molino de trigo rehabilitado . Un lugar muy tranquilo a la orilla del río Tar y que pertenece a la cadena que en Francia llaman Relais du silence. En mis próximas entradas os hablaré del Canal Midi y de mi último día en Francia.