
Nunca hago mía la frase de año nuevo vida nueva porque sé, que nunca se cumple y, la vida sigue igual, nunca se renueva el día 1 de enero. Jamás he creído en los ciclos porque si existen, es porque el hombre los ha inventado para hacer más ordenada nuestra vida e incluso más viable. Por éso no entiendo muy bien –aunque lo comprendo – porque la noche del 31 de diciembre tiene que estar plagada de ritos y supersticiones para atraer la suerte y renovar la felicidad. Es qué,¿ no vamos construyendo día a día nuestra felicidad con nuestro bien hacer – aunque a veces se interponga ante nosotros cuestiones difíciles que debemos superar-? Acaso, ¿no es suficiente vivir la vida tal y como se nos va proyectando incluso con vicisitudes?...
Entiendo muy bien que los romanos, celebrasen el solsticio de invierno por áquello de que enero era la esperanza, el renacimiento de la naturaleza para preparar una nueva siembra y el camino hacia la fertilidad de la primavera. Festejaban la llegada de enero dedicada al dios Janus que tenía dos caras distintas, por una, miraba el fin del trayecto y, por la otra, el principio de otro. De ahí que enero fuese considerado por ellos como el dios de los inicios.
Puedo entender que en Italia se coma un plato de lentejas al igual que en España nos comemos doce uvas para que se nos cumplan esos deseos aún sin realizar…
Pero, lo que me cuesta creer es todo lo que toca la superstición en torno al año que acaba y al nuevo que comienza. No encuentro significado salvo engrosar la caja de las tiendas de lencería que el 31 de diciembre tengamos que ponernos algo rojo para encontrar o mantener el amor. Acaso ¿ el amor depende de un color determinado?. No, no creo que ésto sea así. Tan sólo creo que el amor cuando se tiene, hay que alimentarlo de comprensión, de ayuda, de sinceridad, de entrega y de reciprocidad.
Tampoco creo en el ritual de escribir en un folio blanco todo lo malo que nos ha pasado durante el año y quemarlo para que no nos vuelva a suceder ¿Acaso van a repetirse las mismas circunstancias cada año?... Lo dudo. Lo que nos suceda en el futuro a cada uno de nosotr@s tendremos que superarlo nos guste o no e, independientemente del ritual del fuego.
Y, líbreme Dios de creer que si recibimos el año con tristeza se nos va la alegría o viceversa…
Estoy de acuerdo de que cada uno interprete la noche vieja como quiera y como se le antoje. Yo, lo haré como cualquier otra pero, como sé que un brindis facilita la renovación de vínculos afectuosos con las personas, cuando brinde me acordaré de tod@s l@s que día a día habéis pasado a visitarme y me habéis dejado vuestros comentarios sin ellos, posiblemente no hubiese sido lo mismo. Gracias de corazón. Os deseo lo mejor pero, lejos de los ritos y de la superstición.
Entiendo muy bien que los romanos, celebrasen el solsticio de invierno por áquello de que enero era la esperanza, el renacimiento de la naturaleza para preparar una nueva siembra y el camino hacia la fertilidad de la primavera. Festejaban la llegada de enero dedicada al dios Janus que tenía dos caras distintas, por una, miraba el fin del trayecto y, por la otra, el principio de otro. De ahí que enero fuese considerado por ellos como el dios de los inicios.
Puedo entender que en Italia se coma un plato de lentejas al igual que en España nos comemos doce uvas para que se nos cumplan esos deseos aún sin realizar…
Pero, lo que me cuesta creer es todo lo que toca la superstición en torno al año que acaba y al nuevo que comienza. No encuentro significado salvo engrosar la caja de las tiendas de lencería que el 31 de diciembre tengamos que ponernos algo rojo para encontrar o mantener el amor. Acaso ¿ el amor depende de un color determinado?. No, no creo que ésto sea así. Tan sólo creo que el amor cuando se tiene, hay que alimentarlo de comprensión, de ayuda, de sinceridad, de entrega y de reciprocidad.
Tampoco creo en el ritual de escribir en un folio blanco todo lo malo que nos ha pasado durante el año y quemarlo para que no nos vuelva a suceder ¿Acaso van a repetirse las mismas circunstancias cada año?... Lo dudo. Lo que nos suceda en el futuro a cada uno de nosotr@s tendremos que superarlo nos guste o no e, independientemente del ritual del fuego.
Y, líbreme Dios de creer que si recibimos el año con tristeza se nos va la alegría o viceversa…
Estoy de acuerdo de que cada uno interprete la noche vieja como quiera y como se le antoje. Yo, lo haré como cualquier otra pero, como sé que un brindis facilita la renovación de vínculos afectuosos con las personas, cuando brinde me acordaré de tod@s l@s que día a día habéis pasado a visitarme y me habéis dejado vuestros comentarios sin ellos, posiblemente no hubiese sido lo mismo. Gracias de corazón. Os deseo lo mejor pero, lejos de los ritos y de la superstición.